En la tarde de hoy, jueves 17 de noviembre de 2022, hemos despedido a nuestra compañera, profesora y siempre amiga, Prado Pilar Martínez Soria. Envueltos en la lluvia que ha empezado a caer, justo en este día, después de tantas semanas, como si el cielo quisiera sumar sus lágrimas a las nuestras, hemos despedido a alguien que ha dejado un hueco en nuestros corazones que ya nunca nadie podrá llenar.

Compañera de palabra amable, risa pronta y corazón grande. Que lo mismo ponía en posición de firmes a un 2º de ESO revolucionado un viernes a última hora que organizaba una excursión para enseñarnos a esquiar, que convirtió en tradición llevarse a prácticamente todo el centro a patinar a la plaza de Correos antes de Navidad. Maternal y firme, cariñosa y estricta. Profesora. Compañera. Amiga. Madre.

Entre los profesores más veteranos es motivo habitual de conversación el aceptar que en este oficio nadie es insustituible. Somos engranajes en la maquinaria educativa de la Administración que perfectamente pueden desecharse y cambiarse por otros de funciones parecidas. Qué poco convincente parece ese discurso cuando sufrimos una pérdida como la de Pilar. Cuántos recuerdos, amables todos, guardan de ella compañeros y alumnos. Cuántas anécdotas han quedado grabadas a fuego en todos los que tuvimos el privilegio de conocerla y quererla. Sonrisas y lágrimas. Trabajo en equipo. Algún encontronazo cuando hay que tenerlo (en un instituto se trabaja con adolescentes, a qué negarlo).

Pilar ha sido un ser de luz que nos ha sido arrebatado demasiado pronto. Y al autor de estas líneas le da igual si parece un tópico. Es horriblemente injusto que alguien que tanto nos ha dado, que tanto podía dar aún, tenga que irse tan pronto.

Es gracias a ella que tópicos como el de los engranajes pierden valor. La gente buena deja huella. Hoy todos sus alumnos y alumnas, compañeros y compañeras, la lloramos. Y sólo podemos esforzarnos por honrar su legado trabajando como lo hizo ella. Con una sonrisa en la cara, amor en el corazón y el conocimiento interno de que es nuestra responsabilidad trabajar para contribuir a mejorar nuestro mundo.

Tú cubriste tu parte de este trabajo más que de sobra, Prado Pilar. Descansa en paz. Una parte de ti se ha quedado ya para siempre dentro de nosotros. Así es como querías que te recordáramos, como en esta fotografía. Un ser de luz que sólo ha dejado felicidad en su breve paso por el mundo. Sonriente, amorosa y feliz. Y así es como te recordaremos.

Y ten por seguro que esta Navidad, cuando todo el centro vaya a patinar antes de vacaciones, todo el mundo sabrá de quién es la mayor parte del mérito. Un beso desde la Tierra.

 

Siempre serás parte de nosotros